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INGRÁVIDO: MEMORIAS TURÍSTICAS

Trenes IV

Trenes IV Estoy en Japón, en el segundo tren que me reconcilió con los trenes de mi memoria. El shinkansen o tren bala. Cómodo, funcional, veloz, futuro. Observo las areas metropolitanas eternas. De Osaka a Tokio, 4 horas a más de 300 kilometros en hora, y todo poblado, todo construido, todo tomado, metastasis humana, cáncer, corrupción. Pero el tren es la bala de nuestro tiempo, y dejan fumar en algún vagón. Sale uno cada diez minutos. El mundo interconectado por balas. 36 millones habitan el área metropolitana de Tokio: pero todo es orden, todo es rápido, todo quiere ser perfecto. Limpio. Aspético, sino fuera por el admirado barroquismo asiático que humaniza a los pulpos, y deshumaniza a los humanos. Cruzo a la velocidad del viento de este Japón que ha despertado de un letargo tradicional. ¿Soy un hombre que sueña que viaja en un shinkansen o un shinkansen que sueña que le viaja un hombre...? En el futuro, nuestro futuro, tampoco hay respuestas. Y las geishas siguen sin dejarse tocar.

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